El coleccionismo en los videojuegos
Cuándo uno se remonta al pasado, y se pone a pensar en aquel montón de cromos que tenía en su mano para intercambiarlos con sus compañeros de clase, es inevitable que la nostalgía embriague nuestra mente a la vez que aparece la pregunta: «¿¡Pero para qué!?» Bueno, quizá haya pasado mucho tiempo desde aquellos momentos (aunque igual las nuevas generaciones ni lo hayan vivido), pero no es un tema tan lejano ni tan desconocido como podría parecer, ya que aquel chaval con gafas de culo de vaso, acné grasiento y dientes retorcidos entre los hierros de su ortodoncia podría ser perfectamente el que presume a día de hoy de una gran y gorda lista de logros en su haber.
Sí amigos y amigas, es la fiebre del coleccionismo. La fiebre del conseguir todo a toda costa. La fiebre del «yo-la-tengo-más-voluptuosa«. Pero es algo inevitable y que va adherido a nuestra condición humana; algunos lo llaman hobby, otros lo llaman necesidad… pero ya sea comprarse muebles en IKEA para luego fardar de ellos delante de nuestros suegros o guardarse las camisetas sudorosas de cantantes famosos tras sus conciertos, el hecho es el mismo: coleccionar.
Como personas con libre albedrío que somos, tenemos la capacidad de aburrirnos de forma absoluta sin tener obligaciones entre nuestras manos, o peor aún, deshidratarnos a base de pajas por no tener nada mejor que hacer (en el caso de las señoritas, dejarse el estropajo irritado); es por eso que es necesario mantenernos ocupados de alguna manera (a ser posible sana), y no volvernos locos. Ahí es donde entra uno de los hobbies que más personas comparten: el coleccionar cosas. Puede ser bastante caro, o bastante barato, según lo que se coleccione, y además cualquier cosa entra dentro de lo coleccionable (según gustos): juguetes, sellos, cromos, revistas, accesorios, consolas, ADN… y muchas veces para poder terminar dichas colecciones, se tiene que hacer uso del intercambio entre otros coleccionistas.
–Pero, ¿y eso que tiene que ver con los videojuegos? –pregunta un intrépido y avispado lector– bueno, resulta que esa esencia del coleccionismo se volcó en el mercado videojueguil ya hace muchísimos años, y cada vez se va impregnando más en sus productos. En parte tiene sus cosas buenas, ya que coleccionar es muy entretenido, pero también tiene su contrapunto, cuando te das cuenta que no estás coleccionando nada físico, y que te estás dejando tu dinero y tu tiempo en algo que posiblemente no te dure mucho. Aunque al fin y al cabo, se colecciona para autocomplacernos, asi que en el fondo da lo mismo. Lo importante es conseguir el 100% de nuestra colección, sea lo que sea.
El fenómeno Pokémon no pasa desapercibido, creó un gran boom en su día, y lo sigue haciendo entre las nueva generaciones; la gracia está en que bajo su piel de RPG, se esconde una jugabilidad plenamente enfocada en el coleccionismo; es más, si le quitásemos a Pokémon su esencia de coleccionarlos, el juego no sería el mismo… es más, creo que Pokémon podría vivir sin su manto de RPG o combates por turnos, antes que despojarle del coleccionar los distintos tipos de Pokémon (algo evidente también al ver los distintos sistemas de juego que ha habido, desde puzzles hasta juegos de cartas).
–¡Pues yo no juego a esas gilichorreces de Pokémon, que es para niños!– dice nuestro intrépido y avieso lector mientras se excita al ver su armamento de logros en su gamertag. Sí, amigos y amigas, la fiebre de los logros. Creo que empezaron en la Xbox 360, aunque no me atrevería a asegurarlo ya que seguramente nacieron antes… pero digamos que fue en la Xbox 360 cuando empezaron a coger fuerza y se fueron expandiendo más rápido que el Virus-T (¡por dios santo, si hasta aterrizaron en los juegos en flash!). No hay nada más revelador que ver a alguien jugar a un juego mirando guías en internet para sacarse el 100% de sus logros, mientras con el rabillo del ojo los compara con la cuenta de su amigo, y se alegra al ver que tiene más.
Los logros son un arma de doble filo de hecho, ya que para bien o para mal, nos han condicionado como jugadores; ahora si un juego no tiene logros, nos da hasta pereza jugarlo… sin embargo si tiene logros, no importa si dicho juego es una puta mierda, que lo jugaremos al grito de: «¡¡MÁS LOGROS!!«.
Pero ahí no acaba la cosa, ya que se expande más allá de los logros. Sí. También el coleccionismo digital toma la forma de accesorios para nuestros personajes; pueden ser DLCs para algunos juegos, o gorros para el Team Fortress 2 o ropitas para el Dota 2. -«¿Y por qué la gente compra esas ropitas si no cambian la jugabilidad y puedes jugar sin ellas?«- pregunta, una vez más, el intrépido y cansino lector. Pues porque todos queremos destacar, tan simple y llano como eso. ¿Quién quiere jugar a un juego con un personaje estándar cuando puede jugar con ese mismo personaje con un traje dorado que brilla a kilómetros con neones? Pues eso.
Además, actualmente en Steam está en marcha una beta de un nuevo sistema de perfiles en el cual, *redoble de tambores*, puedes adquirir, coleccionar e intercambiar cartas. Sí. Cartas. Coleccionar cartas en Steam. ¿Y sabéis qué? Por muy estúpido que parezca (que lo parece), me trae esa nostálgia que sentía cuando era pequeño en el patio de mi colegio, intercambiando cartas con mis compañeros de colegio. Mola. Y mucho.
Asi que, para ir finiquitando… voy a ir publicando este artículo, que tengo ganas de iniciar sesión en Steam, jugar a 1 de los chorrocientos juegos que tengo de los cuáles no he probado ni el 60%, y sacarme todos los logros que pueda. Porque coleccionar cosas, por muy intangibles y digitales que sean, puede llegar a ser más entretenido de lo que pudiera parecer.
Un saludo

¿Cuánto cuestan las cartas de Steam?
Pues depende. Las cartas se dan jugando al juego correspondiente, pero sólo te dan la mitad de cartas. Si el TF tiene 9, te caerán 4 como máximo, y pueden ser repetidas. Si quieres conseguir el resto, tendrás que negociar con la gente para cambiarlas, aunque se puede comprar en Steam Market cada carta. El precio lo decide el que lo pone a la venta. No te extrañe que dentro de no mucho haya una masificación y te encuentres cartas a 1 céntimo o similar, como ha pasado con algunos objetos.
Más contenido extra para el juego por el que Steam saca pasta. No lo veo.
Lo de las cartas está en beta y aún no está participando toda la comunidad de Steam, asi que es difícil de decir… pero ahora mismo tal y como está la beta puesta, la única forma de completar la colección de cartas es pagando (intercambiando no sale rentable porque no hay tantas cartas repetidas como las restantes a conseguir). Sin embargo, también te da la posibilidad de ganar dinero si no quieres coleccionarlas. Yo he vendido una carta repetida por 0.50€, lo cual no está mal; además, es opcional, y todo lo que sea añadido opcional, pues bienvenido sea. Pero vaya, es una beta.
Beta y Valve junto ya no cuela. ¿O el Dota también sigue en beta? No me fio para nada de estas cartas.